viernes, 9 de septiembre de 2011

Desafíos de la Administración Pública en Latinoamérica (II): El pernicioso presidencialismo

Desafíos de la Administración Pública en Latinoamérica (II):
El pernicioso presidencialismo

Manuel Rojas Pérez

El presidencialismo se encuentra enraizado en las constituciones políticas de los países latinoamericanos como una adaptación cultural propia. El poder ejecutivo asume facultades casi supraconstitucionales y el poder de gobernar por decreto.

El presidencialismo es la forma constitucional de régimen democrático dominante en América Latina, con características de un sistema de partidos que varían dependiendo de las circunstancias de cada país.

Argentina, Uruguay y Venezuela se mueven hacia un número mayor de partidos. Chile cuenta con muchos partidos competitivos, mientras que Colombia y Costa Rica con sólo dos partidos fuertes. México fue la expresión de un partido dominante que se mantuvo en el poder por setenta y un años, gracias a un fuerte presidencialismo, hasta que finalmente en el 2000, un partido opositor lo desplazó.

En Latinoamérica es raro que existan gobiernos divididos, como el caso reciente de México, en donde el Presidente confronta la legislatura. El caso de Chile es buen ejemplo, en donde el Presidente tiene la potestad de proponer el presupuesto, mientras que el Congreso no tiene facultades para modificar impuestos y gastos.

Cuando los intereses políticos divergen y el partido del presidente no mantiene mayoría legislativa, se crean problemas de gobernabilidad. En Venezuela, donde el gobierno se acostumbró a tener un Poder Legislativo completamente sumiso, se encuentra actualmente en un atolladero ya que tiene una dura y combativa bancada opositora que limita su accionar abusivo y ramplón.

La mayor parte de las sociedades latinoamericanas fueron gobernadas por dictaduras militares o cívico militares. Los regímenes autoritarios carecen de visión y los logros obtenidos en materia de crecimiento económico y desarrollo social es muy cuestionable. Cuando los presidentes pierden efectividad, el presidencialismo ha prolongado sus crisis como en el caso de Brasil, México y Perú, mientras que en Argentina y Bolivia han renunciado en situaciones similares.

Las crisis económicas debilitaron la acción de los partidos políticos y de los sindicatos. El patrimonialismo se manifiesta en la consideración que confunde la propiedad de los bienes privados y los bienes públicos y los agrupa en sólo patrimonio de quienes detentan el poder político burocrático en los Estados de Latinoamérica.

El presidencialismo tiene como consecuencia negativa que la estabilidad del sistema tiende a depender de una persona, del presidente de la República. El presidencialismo trae como brutal consecuencia la imposibilidad de aminorar las crisis políticas mediante la sustitución del gabinete ministerial. ¿Cuántas crisis políticas hubiese podido evitar Venezuela si existiese un sistema parlamentario con posibilidad de sustituir lo Consejos de Ministros? Las crisis del 27 de febrero de 1989, ,a salida del poder del presidente Carlos Andrés Pérez el 21 de mayo de 1993, la del 11 al 13 de abril de 2002.

Otra de las desventajas del sistema presidencial venezolano, radica en el dualismo del presidente como jefe de Estado y jefe de Gobierno. Un jefe de Estado tiene como característica fundamental ser el símbolo de la unidad e integración nacional, pero, al ejercer también como jefe de Gobierno, esa característica se hace añicos, toda vez que tiene que ejercer un rol de conductor y jefe político, donde se ve obligado a representar a un solo sector de la vida nacional.

El sistema no genera tendencias ni actitudes al compromiso, la negociación ni a la responsabilidad política. En efecto, el presidente de la República tiene la amplitud de gobernar a sus anchas, sin estar intentando negociaciones o pactos con otros sectores políticos.

Twitter: @rojasperezm

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