sábado, 11 de diciembre de 2010

El hombre de las promesas

El hombre de las promesas

Manuel Rojas Pérez

Publicado en el Correo del Caroní el 6 de diciembre de 2010

Se denunció la semana pasada la irresponsabilidad criminal del gobierno en la emergencia creada por las lluvias que está azotando a casi toda Venezuela, ya que no es solo la zona costera la afectada, sino que la crisis natural se está viviendo también en las zonas de Los Andes.

Se habló de la grotesca inacción del chavismo. En Caracas, particularmente, ha sido evidente la falta de un alcalde. Jorge Rodríguez, a más de una semana de la emergencia, apenas se ha dejado ver en uno que otro lugar y los funcionarios de la alcaldía de Caracas brillan por su ausencia. Que decir de la impuesta usurpadora Jacqueline Farías, quien solo se ha dedicado a salir en Venezolana de Televisión para decir cosas como que la emergencia en verdad no es tal, que es una exageración que se lee solo en Twitter; o que ella no es mesonera para atender a los damnificados. En el estado Vargas, sin embargo, el gobernador García Carneiro, quien dijo antes que no había emergencia, pareciera estar haciendo un esfuerzo por ayudar a los afectados, pero el alcalde Alexis Toledo como que no sabe siquiera que está lloviendo en el Litoral Central.

Ante esa ineficiencia de los mandatarios locales chavistas, tuvo que salir al paso el cacique mayor. Hugo Chávez tuvo que hacerse cargo de la situación y de que manera. Salió un día, en que había sol, manejando su camioneta Tiuna y llegando seco a algunos pocos refugios. Otro día se disfrazó de Raúl Castro y decidió visitar a los damnificados que fueron alojados en el Palacio Blanco, anexo a Miraflores y ahí se dedicó, bajo techo, a abrazar viejitas y besar niñitos.

En todos estos sitios los llamados eran los mismos: Chávez ayúdanos, Chávez nos dejaron solos, Chávez nadie nos dio respuesta durante años. Ante ello, el presidente ordenó expropiar algún terreno en el centro de Caracas y leer la carta de apoyo que mandó Evo Morales diciendo que la culpa de las lluvias era del capitalismo.

Ya en estos sitios se sentía la incomodidad con el otrora mayoritario presidente. El que no estuviese ni una sola vez en algún sitio donde realmente se vivió la tragedia, que no se “ensuciara las botas” y que apenas se dedicara a tomarse fotos y salir en televisión, molestó a muchísimos de los damnificados.

Pero el comandante presidente tuvo la mala idea de ir a visitar el estado Falcón a ver la situación. Lo que allí se vivió no fue normal para un Hugo Chávez acostumbrado a los aplausos.

El presidente fue largamente abucheado. El que antes era aclamado por donde pasaba, recibió una pita descomunal, que ni siquiera la pantalla genuflexa de Venezolana de Televisión pudo ocultar.

Tuvo que sentirse desesperado. Cualquiera ante un acto de reclamo y desprecio de parte del pueblo tiene que sentirse mal. Y eso llevó a Hugo Chávez a seguir cometiendo errores políticos graves.

El hombre comenzó a hacer promesas, que para él, son imposibles de cumplir. Esa noche, para callar las pitas y mentadas de madre, Hugo Chávez prometió que resolvería la situación de todos y cada uno de los damnificados. Que se construirían casas en dos meses como máximo. Que el gobierno revolucionario se comprometía y se le iba la vida en ello.

Aquí, es imposible no preguntarse ¿Cómo este tipo pretende hacer unas casas en dos meses cuando no ha podido construirlas en más de once años? ¿Con que cabillas y que cemento pretende construir si su gobierno expropió las empresas cabilleras y cementeras con lo que ahora no hay existencia de esos productos básicos para la construcción? ¿Pretende traer las casas ya construidas de Rusia? ¿Cómo alguien que no pudo con la crisis eléctrica, la crisis alimentaria, la crisis del agua, la crisis de la inseguridad, quiere ahora solventar una crisis mayor?

Hugo Chávez se convirtió esta semana, nuevamente, en el hombre de las promesas. El que se queda en eso, en prometer y prometer de manera populista para tratar de no perder el poco cariño que puede generar en algunos. Lo grave es que con prometer no se logra nada, y quienes sufren son los afectados.

La crisis se resuelve haciendo, pero el hombre de las promesas solo promete. Ya ha demostrado ser incapaz para la acción.

Twitter: @rojasperezm

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