lunes, 17 de diciembre de 2007

La Lucha por los Presos Políticos

La Lucha por los Presos Políticos

Manuel Rojas Pérez

Publicado en el Correo del Caroní el 21 de diciembre de 2007

Que nadie crea que la lucha culminó el 2 de diciembre de 2007. Que nadie baje los brazos. Que nadie sienta que no hay más nada que exigir.
Por el contrario, hay una pelea clave que hay que dar en todos los terrenos, y es la de los presos políticos.
Un preso político es cualquier persona que es recluido en las zonas de detención del Estado, porque sus ideas supongan un desafío o una amenaza para el sistema político establecido.
Pues bien, pasada la celebración de la derrota de la propuesta de nueva Constitución intentada por el presidente de la República, debemos transitar de manera inmediata a un nuevo escenario de exigencia innegociable al gobierno: la liberación de nuestros presos políticos.
Son muchos, demasiados nuestros presos políticos actuales: Usón, Simonovis, Vivas, Diana Mora, Luis Rodríguez, Nixon Moreno. Y perseguidos políticos sobran: patricia Poleo, Palmar, Leocenis García, Carriles Radonsky, Carlos Ortega, Robert Alonso, Mónica Fernández…
Las historias de estas personas son ciertamente tristes. Por ejemplo, lo que le está sucediendo a la joven abogada Diana Carolina Mora es de los casos más terribles de nuestra justicia venezolana.
Esta joven abogada egresada de la Universidad Central de Venezuela, de apenas 28 años de edad, ha sido detenida, y se encuentra recluida en la cárcel de Los Teques, desde el 26 de abril de 2007, bajo la infundada acusación de haber colaborado en un acto terrorista, consistente en la colocación de dos artefactos explosivos llamados “Bin Laden”, en la embajada de Bolivia en Caracas.
Pues bien, como han dicho en innumerables oportunidades sus abogados defensores, no existe una sola prueba en el expediente que incrimine. En verdad, ella tiene relación laboral con otro detenido por ese caso, con Luis Rodríguez Villamizar. Solo por tener esa relación de carácter profesional, encerraron a Diana Carolina Mora. Pero, insisten sus abogados que no existe ni una sola prueba que la incrimine.
Ni hablar del caso de Nixon Moreno. Lo acusan de haber realizado actos lascivos contra una funcionaria policial en medio de una refriega con la Guardia Nacional en la Universidad de Los Andes, mientras la Guardia Nacional allanaba las instalaciones del recinto universitario, violando con ello la autonomía de dicha casa de estudios superiores.
Pues bien, se le acusa a Nixon de cometer actos lascivos contra una funcionaria. Pero, hay pruebas contundentes que Nixon estaba montado en una ambulancia, y lo llevaban a un centro hospitalario por unos perdigonazos que recibió en la cara, en el mismo momento en que supuestamente intentó cometer el delito contra la funcionaria policial en cuestión.
No se puede estar al mismo tiempo en dos sitios. Eso es una máxima de experiencia, es decir, que no hay que ser un letrado para entender eso. Si Nixon estaba montado en una ambulancia, ¿Cómo pudo cometer en ese mismo momento actos lascivos contra una persona, cuando no estaba en el sitio de los acontecimientos? Simplemente, no se puede.
Caso emblemático el del general Francisco Usón, quien fue acusado, enjuiciado y penado por una opinión que hizo en el programa de la profesora Marta Colomina. Usón afirmó en dicho programa, que los fallecidos de Fuerte Mara fueron, según su apreciación y conocimiento técnico del caso, fueron quemados con un lanzallamas. Usón sólo dijo lo que el creía.
Esto fue suficiente para que al general Usón le fuese aplicado el artículo 505 del Código de Justicia Militar, que tipifica el delito de ultraje a las Fuerzas Armadas, por injuriar, ofender o menospreciar a dicho órgano castrense.
Son muchos los casos de los presos políticos venezolanos. Estamos hablando de más de doscientos presos o perseguidos políticos. Todos y cada uno merecen nuestra máxima atención y cuidado.
A ello, somos de la opinión que debemos empezar una campaña a su favor, e intentar salidas para su situación.
Por ejemplo, para las venideras elecciones de alcaldes y gobernadores, podríamos perfectamente proponerlos a ellos como candidatos a dichos cargos, y que se logre una “amnistía popular”. Estoy seguro que Nixon ganaría de calle alguna Alcaldía del estado Mérida, Henry Vivas y Forero las de Caracas, o Enrique Mendoza en la gobernación de Miranda. Sobre este punto prometo profundizar, pero si consideramos que si son ellos los candidatos para esos cargos, el pueblo los respaldaría, sería un arma política y moral con la cual defenderse.
Es nuestro trabajo defender la democracia. No se puede seguir permitiendo que la cárcel sea el desahogo gubernamental para fulminar a la oposición de este país, por lo que de allí debe nacer la iniciativa y el compromiso para que todos unidos seamos la voz de esas personas, porque es necesario comprender que en cualquier momento un allegado o nosotros mismos podemos estar en los zapatos de un preso o un perseguido político por el simple hecho de disentir.
El gobierno del presidente Chávez debe asumir que fue electo para gobernar a todos los venezolanos y no a un solo grupo de ellos, además de que no podemos olvidar que para que la democracia se mantenga sana tiene que haber lugar a las diferencias de opinión, porque eso permite que el gobierno se retroalimente de las observaciones o críticas de su adversario y active sus propios mecanismos de auto corrección, obvio que me estoy refiriendo al deber ser, por lo tanto las observaciones y discrepancias no pueden seguir siendo el motivo para transgredir la libertad de expresión, la libertad de opinión y la libertad personal de los ciudadanos en Venezuela.
Sobre nuestros presos y perseguidos políticos solo se puede llegar a una conclusión: la justicia venezolana no es ciega. Por el contrario, tiene muy buena vista, una vista selectiva por cierto.

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