jueves, 28 de junio de 2007

Totalitarismo hasta en el futbol

Totalitarismo hasta en el fútbol

Manuel Rojas Pérez

Desde hace tiempo se esperaba en Venezuela el inicio de la Copa América. Sin embargo, hemos podido presenciar como el gobierno, en su ya característico totalitarismo, iba llevando el torneo deportivo al terreno político: “La Copa ahora es de todos”; “Una pasión ocho estrellas”; “La revolución de la Copa América” son tres de las tantas consignas que el gobierno ha inventado par hacernos pensar que la Copa América es gracias a la revolución chavista.
En Maracaibo, se ve la cara del alcalde de esa ciudad, en todas las propagandas alusivas al certamen. Y en los estadios, anuncios alusivos al presidente, en un claro culto a la personalidad.
Pero lo peor, a mi parecer, vino en la inauguración. En primer lugar, luego de inaugurado en torneo por parte del vicepresidente de la Conmebol, el presidente Chávez tomo la palabra. No recuerdo haber visto a la canciller de Alemania hablando en la inauguración del Mundial de Fútbol. Bush creo que nunca ha dicho unas palabras en la inauguración de la Serie Mundial. Pero Chávez no podía quedarse callado.
En segundo lugar, luego de presentados los equipos, en lo que ya es un acto exclusivamente deportivo… ¡zas! ¡otra vez Chávez! Ahora, en la cancha saludando a los jugadores, como si él fuera un jugador más.
Totalitarismo es, como su palabra lo indica, la política de Estado que tiene por finalidad abarcar la totalidad de los espacios de la población. El totalitarismo tiene como signo esencial, que el Estado debe estar en todos los sitios donde se desenvuelva la sociedad. El Estado debe estar en todos los momentos del ciudadano. Desde que se despierta hasta que se acuesta. Para el totalitarismo, el Estado debe estar hasta en nuestros sueños.
El Estado se encuentra en los servicios públicos (en el metro, en los autobuses), en la televisión (casi todos los canales se encuentran de rodillas ante el gobierno); en la radio, en las calles, avenidas y autopistas; en el Internet; en los bancos, en los seguros; ahora, el Estado se encuentra hasta en los deportes.
Siguiendo con la inauguración de la Copa América, ese mismo día, mientras veíamos los últimos minutos del juego Uruguay-Perú, nos cortaron esa señal para pasar en cadena nacional la inauguración. ¡Carajo, de verdad no hay libertad en este país! Tengo mucho tiempo diciéndolo, pero es que eso es una muestra muy clara de ello. Ya no podemos ver siquiera cualquiera de los juegos de la Copa América que queramos ver, sino solo los juegos que el gobierno quiere que veamos. Ya no es solo que se quieren agarrar el torneo para ellos, sino que además estamos obligados a ver los juegos y la programación que el gobierno quiera.
Tamaña injerencia del presidente no puede ser pasada por debajo de la mesa. Una muestra tal de desmesurado autoritarismo tuvo que ser visto por los corresponsales extranjeros que se encontraban en Venezuela para transmitir los juegos.
Otro aspecto asqueroso fue la barra amarilla que había en las gradas del estadio Pueblo Nuevo de San Cristóbal. Mientras Chávez hablaba, la barra pintaba: “Bienvenido Sr. Presidente”.
También logramos presenciar la inmensa cantidad de personas con gorras de PDVSA. ¿No que era falso que las entradas las había obtenido casi en su totalidad el gobierno?
Sin embargo, los gritos de “Libertad, Libertad” no faltaron. A pesar de todo el esfuerzo que hizo el gobierno por tener personas afectas a él, o por lo menos obligadas a gritar consignas en su contra, so pena de despidos, se escucharon gritos y abucheos en contra del totalitario presidente.
El totalitarismo es campante en Venezuela. Ejemplos nos sobran: el arbitrario cierre de RCTV (si, es cierre); la represión a los estudiantes; la orden pública a los tribunales de no dictar sentencias en contra del gobierno la promesa de eliminar la autonomía de las universidades privadas; la reforma constitucional a espalda de los ciudadanos; y ahora, el presidente en el campo de fútbol junto a nuestros jugadores de la selección.
Sin embargo, y a pesar de la vergüenza que una vez más nos hizo pasar el presidente en la inauguración de la Copa América, estoy seguro que tanto los corresponsales extranjeros como los propios jugadores y técnicos de las diversas selecciones, se dieron cuenta del estado de podredumbre y calamidad en que se encuentra nuestro sistema político, al cual no puedo llamar democracia.
Seguramente los corresponsales, técnicos y jugadores extranjeros se habrán quedado con la impresión cierta, que este es un gobierno asfixiante, totalitario, que no da válvulas de escape para el respiro de la población. Que el gobierno pretende estar en todos los ámbitos y espacios de la ciudadanía.
Seguramente comentarán eso en sus países, y en los países donde juegan.
Así, nuestro trabajo consiste en que, al ver a algún extranjero que haya venido a presenciar la Copa América, explicarles que es lo que sucede aquí en el país. Demostrarles con hechos que este es un gobierno autoritario y totalitarista.

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