lunes, 7 de mayo de 2012

UN BUEN PLAN DE EMPLEO

Un buen plan de empleo Manuel Rojas Pérez Correo del Caroní, lunes 7 de mayo 2012 El gobierno nacional anunció, con bombos y platillos, probablemente para tapar el evidente vacío por la falta física del comandante, la promulgación de una reforma parcial a la Ley Orgánica del Trabajo. Esta reforma, que apenas es eso, trae algunos cambios, si, pero dista mucho de ser una “ley revolucionaria” que “mejorará radicalmente las condiciones laborales de los trabajadores”. Ciertamente, esta nueva Ley aumenta algunos días de vacaciones, disminuye las horas semanales de trabajo y las horas extras, reforma el sistema de prestaciones sociales, pero en términos generales, es exactamente el mismo sistema de la Ley del Trabajo de 1997. Ahora bien, el gobierno pretende con este instrumento pseudo legal (lo llamo así porque no cumple los requisitos establecidos en la Constitución para ser considerado como una Ley Orgánica, pero eso es tema de otro día) hacer ver que le han asegurado a los trabajadores la efectividad de sus derechos. Nada más falso. Los problemas de los trabajadores venezolanos no se resuelven con una ley, ya que el problema no es el sistema. La real contrariedad de los trabajadores en Venezuela viene de las barreras al trabajo que el gobierno chavista ha colocado. La inseguridad jurídica, a partir de las expropiaciones, sanciones, persecuciones políticas y judiciales a quien no apoye a la revolución, amén de la inseguridad ciudadana, ha llevado al sector productivo a irse retirando poco a poco. Gracias al gobierno del presidente Chávez, muy pocos quieren invertir en el país, y sin inversión, no se generan empleos. Luego, el verdadero problema pasa por la falta de empleo, lo cual no se resuelve con una Ley, sino con una verdadera política pública de empleo. Poniendo en un papel que el patrono tiene, prácticamente, que poner de su bolsillo para mantener una empresa, no se generarán puestos de trabajo. Lo ideal, y hasta lógico, es que el gobierno aplique un plan racional, forjador de condiciones propias para la inversión del sector productivo, es lo único que resuelve la gravísima situación de desempleo, que afecta a seis millones de venezolanos. Por supuesto, ante su ya normal desidia y falta de voluntad política para ayudar a los venezolanos, el chavismo se limita a intentar engañar al pueblo, poniendo en una Ley unas normas inaplicables. Digo que las normas de la nueva Ley Orgánica del Trabajo son inaplicables porque al no haber empleo, no hay trabajadores, y al no haber estos, no hay derechos laborales que cuidar. Por ello, el candidato de la unidad venezolana, Henrique Capriles Radonski, al contrario del chavismo, ha propuesto a los venezolanos un plan de de empleo serio. Capriles ofrece desarrollar las zonas de productividad de cada una de las regiones, aprovechando las condiciones particulares de cada una de estas, para crear muchos empleos de calidad. Asimismo, promete promover las inversiones que mejor aprovechen los recursos de las regiones estableciendo redes productivas para el desarrollo de empleadores, otorgando facilidades para acceder al crédito productivo e incentivos fiscales para los emprendedores y las nuevas inversiones. Pretende también organizar servicios de apoyo para la creación y expansión de pequeñas y medianas empresas. Cuando se crea un ambiente donde el inversionista nacional, y extranjero, se siente seguro (económica, jurídica y personalmente) se generan puestos de trabajo seguros y confiables. Y es allí –solo allí- cuando las disposiciones de la Ley del Trabajo podrían empezar a surtir efectos. Al final, tratar de resolver los problemas laborales en un papel, sin atender la situación real de fondo, es un vulgar artificio. Trabajando juntos el sector público y privado con las comunidades, como lo propone Capriles Radonski, se logrará promover el crecimiento de la producción nacional, apoyando las iniciativas que generen más empresas, que traerán a la vez, más y mejores puestos de trabajo. Twitter: @rojasperezm

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